Orgullo a todo color

Trabajó en un bufete tradicional en Brasil por 15 años y, durante ese tiempo, permaneció en el clóset por miedo a perder la carrera que había construido con tanto esfuerzo. Sin poder compartir quién era en verdad, Ana sabía que debía encontrar un lugar de trabajo donde se sintiera aceptada e incluida. Por suerte, ingresar a Uber le permitió estar cómoda en su propia piel.

Lo primero que colocó sobre su escritorio fue la bandera arcoíris. “Hay personas que aún se ocultan como yo lo hice, por lo que todavía es difícil celebrar la diversidad en Brasil”, explica Ana.

Aunque el clima político actual en Brasil no es seguro para las personas de la comunidad LGBTQIA+, ella trabaja duro en la lucha por la igualdad de derechos. “En Uber tenemos la capacidad de conectarnos diariamente con millones de personas”, dice Ana. “Si cada día logramos hacer una diferencia, aunque sea pequeña, podremos cambiar el mundo”.

A través de este estudio, Rodrigo logró reflexionar sobre su identidad y aceptarla, y, de esta forma, se sintió menos solo. “Comencé a aprender que existían otras clasificaciones además de gay, lesbiana y bisexual. Esto me empoderó”, dice.

Ahora Rodrigo vive libremente en Ámsterdam y se siente apoyado tanto por sus compañeros en Uber como por sus amigos de todo el mundo. Su deseo para las generaciones futuras es que nadie deba crecer sintiéndose avergonzado de ser quien es. “Es importante que intentemos crear un lugar seguro para todos”, dice Rodrigo. “En 73 países, ser gay es ilegal. Esas personas no conocen otras realidades”.

Por el simple hecho de compartir su historia con nosotros, Heather ya está inspirando a otros. “Creo que siempre me identifiqué como asexual, incluso de niña, porque las personas me atraían por estética, personalidad, bondad o inteligencia. Nunca sentí atracción sexual”, cuenta Heather.

Ella trata de cambiar la forma en que las personas se comunican, ya sea sobre su raza o su sexualidad. “Creo que podemos modificar el lenguaje que usamos en nuestras conversaciones”, dice. “Hagamos preguntas sin dar nada por sentado”. Con sus familiares y sus amigos junto a ella, Heather tiene una visión única que empodera a muchos otros.

“Soy lo que el común de la gente cree que es el estereotipo de lesbiana, pero este pensamiento reduce y borra a la mitad de una comunidad”, explica Dom.

En lugar de la bandera en tonos de rosa de la comunidad de lesbianas, Dom se identifica con la bandera arcoíris. “Lo que me gusta de la bandera es que no representa a una única identidad”, afirma. “Nos recuerda que todos pasamos por una situación similar, y esto nos une como comunidad”.

Dom, que ahora vive en San Francisco con su prometida, define el éxito como sentirse cómodo con uno mismo y vivir según la verdad personal de cada uno: “No podemos medirnos ni medir nuestro éxito respecto de alguien más. Si puedes lograrlo, las personas que te aman estarán contigo”.

Recién después de la universidad, se sintió seguro para identificarse como bisexual. Cuando se le preguntó por qué no salió del clóset antes, explica: “Fue un acto de autopreservación, en cierta medida. No quería perder a mi familia, amigos ni redes cercanas”.

Aunque ahora se expresa abiertamente sobre su sexualidad, a menudo siente que su comunidad no lo comprende. “Muchas personas suponen que soy heterosexual. Piensan que soy parte del Club de los hombres”, explica. “Me asignan etiquetas en función de los colegios a los que asistí, cómo me visto y cómo hablo. En cierto modo, entiendo que esto me privilegia socialmente y me ubica en un nivel superior”.

Aunque la idea de ser honesto con sus familiares y sus amigos lo atormentaba, hoy Ndu lleva una vida más feliz, productiva y satisfactoria.

Con el apoyo de la comunidad Uber, Lana encontró coraje una vez más, pero esta vez para declararse transgénero. “Siempre sentí que era poco sincero ondear la bandera arcoíris, ya que la controlaban principalmente los hombres gais. Al comienzo, la bandera de la comunidad transexual representaba un rechazo a esa situación. Me gusta ver esta bandera junto con las demás. Muestra que estamos evolucionando”, explica Lana.

Aunque tuvo que enfrentar desafíos, su camino la convirtió en la activista llena de orgullo que es hoy. Al ser una de las primeras personas que cambió de género abiertamente en Uber, Lana comenzó con la actualización de las Guías comunitarias para empleados y aliados transgénero.

Francois, quien se identifica como género no binario, se sintió incomprendido en el pasado. “Las personas piensan que ser de género no binario consiste en usar falda y vestido. No lo comprenden”, dice Francois. “Tengo que considerar los diferentes matices de mi persona, mi masculinidad y mi feminidad. No es travestismo, sino expresar quién soy”.

Con los años, Francois se dio cuenta de que, para los demás, era más fácil considerarlo como transgénero o como un gay extravagante, y no como lo que realmente es. Sin embargo, tiene mucha esperanza en la próxima generación. “Siento que quien diseñó la bandera arcoíris tuvo una visión de futuro”, cuenta Francois. “Un futuro brillante y lleno de color, donde se acepta a cada persona por ser fiel a sí misma y no por seguir a una multitud uniforme”.

Francois cree que muchas personas no comprenden a la comunidad de género no binario y las anima a dejar de lado la timidez y a comenzar a hacer preguntas.

A los 17 años, después de mudarse a San Francisco, finalmente les dijo a sus familiares y a sus amigos que era lesbiana. “Era un gran estigma en aquel momento”, cuenta. “Fueron años de lucha. No era una tendencia”.

Decidida a reducir la discriminación, Georgie marchó en Washington D. C. para demostrar su apoyo a los derechos de las mujeres y de la comunidad LGBTQIA+. “Si piensas que marchar no es importante, mira a tu alrededor”, dice Georgie. “Ahora disfruto de cosas que son el resultado directo de mi trabajo o del trabajo de otras personas”.

Para ella, la bandera arcoíris siempre simbolizó un hogar y un sentido de inclusión. Todos los días Georgie resiste con la comunidad y permanece leal a sí misma sin arrepentimientos.

“No me adapto a lo que la sociedad dice del género y, por eso, no soy exigente en cuanto a pronombres. No me molesta que se refieran a mí como él, ella, elle o lo que sea”, explica Trevor.

Cuando Trevor era joven, se dio cuenta de que su camino no era igual al de los demás. El primer paso para aceptar quien realmente era fue declararse gay. Aunque sus familiares y sus amigos no lo aceptaron totalmente, él nunca vaciló.

Hoy Trevor se siente más empoderado al identificarse como género no binario. “Algunos días me presento como masculino, otros, como más femenina”, dice. Para Trevor, descubrir la bandera de la comunidad de género no binario fue liberador. Significó representación, reconocimiento y un lugar en la comunidad LGBTQIA+.

“No me sentía ni gay ni bisexual. Las etiquetas que existían no me describían. Por eso la clasificación género no binario fue lo mejor para mí”, explica. Sin embargo, cuando Dyan tuvo una relación con un hombre, sintió que ya no podía ser parte de la comunidad: “Aún tengo una lucha interna. De verdad quiero ser parte de la comunidad, pero a mi manera”.

En su camino de autodescubrimiento, Dyan ondeó la bandera arcoíris. “Cuando llevé la bandera, finalmente pude expresar que era de género no binario. Las personas dicen que no parezco gay, ya que no me ajusto a los estereotipos”, explica. Recién en la universidad fue cuando Dyan pudo aceptar por completo su identidad. Finalmente, se involucró en la política y comenzó a luchar por los derechos de la comunidad LGBTQIA+ al hablar con políticos locales. Desde entonces, la increíble pasión de Dylan por la comunidad LGBTQIA+ inspiró a muchos otros a no tener miedo.

“Aprendí que no hay solo un camino”, explica. “Nuestro trabajo es romper lo que parece estático y triunfar en esta lucha para lograr un mundo donde todos tengamos la libertad de ser diferentes”.

Ana Karen quiere invitar a las personas a que abran sus mentes y sus corazones respecto de las etiquetas y los estereotipos: “¿Por qué tenemos que cuestionarnos todo? Las etiquetas conllevan un prejuicio inconsciente que la sociedad debe cambiar y aceptar. Al final, lo que importa es cómo nos sentimos. Además, hay cosas más importantes en el mundo en las que debemos trabajar juntos”.

Al comienzo de su carrera en el sector bancario, Robert sentía que no debía compartir su orientación sexual. “Me di cuenta de que soy mejor persona cuando puedo comprometerme conmigo mismo por completo, cuando no tengo que preocuparme por la autocensura”.

La dedicación de Robert a fomentar un entorno de trabajo positivo es excepcional. “Creo que las personas que se unan a esta empresa deberían saber que aquí no solo reconocemos y apoyamos, sino que defendemos activamente a la comunidad LGBTQIA+. Hay una diferencia entre apoyar y salir a promover”, explica.

Como firme defensor de la comunidad LGBTQIA+, Robert inspira a sus compañeros a ser tanto sensibles como auténticos.

Después de unirse a la Gay-Straight Alliance en la escuela secundaria, Amanda comenzó a identificarse como pansexual. “Me gusta que haya una bandera de la comunidad pansexual”, expresa. “Es bueno saber que existe un estandarte que nos representa y nos une. Además, la bandera me da la oportunidad de hablarles a las personas sobre ella. El rosa representa a las mujeres, el azul, a los hombres, y el amarillo simboliza todo lo que se encuentra entre ambos”.

En lugar de sentirse atraída por un género, a Amanda le atraen las personalidades. Con su singular presencia y energía, Amanda contagia su pasión por la igualdad y continúa generando impacto en la comunidad Uber. “Si nos esforzamos siempre para ofrecer la mejor versión de nosotros mismos, tendremos éxito”, dice. “Entonces no necesitaremos rótulos, porque todos seremos simplemente personas”.

Con el tiempo, se dio cuenta de lo que sucedía y supo que era el momento de iniciar la transición de género para convertirse en hombre. “Es muy difícil para los jóvenes asumir su identidad, porque saben que no encontrarán un comité de bienvenida ni nada parecido”, explica Elijah.

Aunque está más feliz que nunca, la transición fue un proceso de mucho aprendizaje. “Creo que lo que más afecta a la comunidad transexual en la actualidad es la falta de suficientes personas que promuevan los conocimientos médicos sobre lo que significa ser transexual”, explica.

Elijah anima a las personas a investigar en profundidad y a informarse tanto como puedan antes de decidir someterse a la cirugía. Para él, además de darle un nuevo sentido de pertenencia, el cambio de género marcó el comienzo de una nueva vida llena de amor, apoyo y sueños para el futuro. Su consejo para las personas que están pensando en cambiar de género es que se amen a sí mismas y que acepten lo que sienten en su interior.

“Lo que más me dolía era la presión de tener que sentir amor por quien no me importaba y no poder amar a quien realmente quería”, explica. Jacob decidió dejar la escuela secundaria antes de su graduación y se inscribió en el programa Early College High School en Massachusetts.

Gracias a la libertad que tuvo para explorar, Jacob ahora se define como polisexual. “Me atraen los vínculos personales profundos. Antes de estar con alguien, quiero saber cómo es como persona”, explica. Para Jacob, el Orgullo implica trabajar juntos para crear un espacio del que todos se sientan parte.